miércoles, 18 de enero de 2012

Eficiencia en el deporte. Tabúes e interrogantes

Hablar de eficiencia en la gestión del deporte resulta complicado y engorroso.
Empezando por la propia organización del estado, en donde la superpuesta distribución de competencias y la autonomía de decisión y funcionamiento de los distintos agentes implicados provocan más de un conflicto-altercado.
Pero eso es filosofía, y para pasarlo a una relación de hechos con criterios de causalidad razonada y con rigor voy a necesitar bastante tiempo y trabajo,  pendiente queda.
Mi comentario de hoy pretende ser mucho menos ambicioso,  sin dejar de plantear una hipótesis para la la reflexión, sobre todo para aquellas personas que han estado en el ejercicio de responsabilidades públicas en deporte en los últimos años.
La hipótesis es sencilla, dado que hasta 2008/2009, se gozaba de bastante alegría presupuestaria en todas las autonomías-ayuntamientos, ¿no tiene alguien la sensación de que se han desperdiciado cantidades tremendas de dinero financiando numerosos equipos deportivos que han estallado como una pompa de jabón?
No quiero pensar el efecto de todos esos millones de euros si se hubieran dedicado a formar y contratar técnicos que ampliaran la oferta "obligatoria" de práctica deportiva en todas las escalas educativas. Porque ahora nos echamos las manos a la cabeza con los datos de obesidad y sobrepeso infantil, pero hace 7 años también estaban ahí, creciendo. Además, lo más probable (aunque las matemáticas en esto no son del todo de fiar) es que una reforma de calado en este tema quizá nos haría más eficientes a la hora de detectar y aprovechar el talento deportivo de la población. Todo ventajas...
A todo esto, no me olvido de los grandes éxitos del deporte español en los últimos tiempos. Pero esos éxitos no los consiguen adolescentes, son deportistas que se formaron en "otro" caldo de cultivo. Veremos que pasa en unos años.
En fin, ahora es fácil quejarse y plantear alternativas, no es esa mi intención, sólo advertir de que los problemas de fondo están ahí, y necesitan soluciones que van a costar dinero, además de mucha voluntad.
Ahora no lo tenemos (el dinero, digo..), pero cuando vuelva ese dinero a las arcas públicas, que volverá, ¿en qué lo gastaremos, perdón...lo gastarán?
Por cierto, no me voy a resistir, ya que viene al caso, a mencionar un dicho de mi tierra algo grueso, pero lo decía mi abuelo, y para mí eso va a misa:
¡ A cojón visto.... macho !  Pues eso, que ahora todo es fácil de relatar.


1 comentario:

  1. Estimado Antonio: Buena apreciación. Quizá reñida con el supuesto utilizado por todos para defender los patrocinios deportivos a clubes de referencia de que eran el reflejo para los más jóvenes. O simplemente quizá sea una cuestión de prioridades. La supuesta e hipótetica nueva ley del deporte nacional deberá dejar la línea competencial más clara en este ámbito (si se puede), para evitar duplicidades.Y después ver como se "amoldan" las leyes autonómicas. Si nos dejan opinar, opinaremos ¿no?
    Saludos

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